En la madrugada de mis ojos
estás vos,
estás vos,
suspirando objetivos y sueños gaseosos
cubiertos con fresas y canela.
cubiertos con fresas y canela.
En el atardecer de mis labios
jugás con las palabras
sosteniéndolas con diferentes
cantos y acentos extraños.
cantos y acentos extraños.
En la noche de mis manos,
cantás seminarios,
capacitaciones,
y canciones de jazz.
en la delgada linea de mi vida
vivís en una casa de cartón de emociones
calentando con una fogata
mi ahora tibio corazón.